ROMPIENDO ESQUEMAS: CIENCIA FICCIÓN QUE SE HACE REALIDAD
JESUS JIMENEZ, presidente de CENTRUM LABAN, la nueva frontera en inversiones, negocios e información
A Lima llegaron los primeros teléfonos celulares a comienzos de los 90. Eran unos verdaderos ladrillos por lo grandes que se les veía. Esos mismos teléfonos ya los había tenido Estados Unidos en 1973 cuando salió al mercado estadounidense la telefonía celular.
Esa es la verdad. Desde entonces, los teléfonos ladrillos se han achicado. Pero después de esa miniaturización que volvió ridículos aparatos chiquitos en una oreja, vuelven los teléfonos a ser grandes como se ve en el iPhone 6 Plus de Apple y modelos rivales de Samsung Electronics Inc.
"No es posible que para hablar con teléfonos uno tenga todavía que utilizar los dedos, la pantalla y usar audífonos. No es posible que tengamos que llevar teléfonos en el bolsillo y memorizar un sin fin de aplicaciones que confunden a la gente".
Lo que usted ha leído en el entrecomillado no son palabras mías sino de Martin Cooper, nada menos que el inventor del teléfono celular. Es él, con autoridad y conocimiento, quien sugiere que los dispositivos del teléfono actual, tal como lo vemos ahora, deben estar implantados dentro del cuerpo y que un software más adelantado capte los gestos y movimientos de ojos, manos, labios etc. para comunicarse de un lado a otro.
En otras palabras romper el esquema que nos ha impuesto Apple y Smartphone. ¿Por qué todas las soluciones deben estar supuestamente en un teléfono? No todos somos iguales.
Por eso, Cooper plantea que los nuevos teléfonos deben venir hechos a la medida de cada cliente. A medida que el software se familiarice con lo que hace, qué tipo de trabajo tiene, cómo se mueve y con quiénes se comunicación, debe programarse el teléfono para tener mejor resultado.
Lo que viene, siguiendo la visión de Cooper, son teléfonos implantados en el cuerpo, audífonos que se confunden con el oído -no habrá necesidad de retirarlo de la oreja-, teléfonos que entienden los gestos y la mímica en lugar de teclados físicos y táctiles. Y es probable que la aplicaciones -esas que se bajan por internet- no sean para todos sino para cada persona, una especie de servicio personalizado.
“Soy un fan de la ciencia ficción”, añade. “Toda la ciencia ficción termina siendo una realidad”.
Con información de Wall Street Journal
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