NI TAN CERCA QUE QUEME AL
SANTO NI TAN LEJOS QUE NO LO ALUMBRE
JESUS
JIMENEZ, presidente de CENTRUM LABAN, la nueva frontera en inversiones,
negocios e información
¿Por
dónde arrancar? Imagino que esta debe ser la pregunta que se hace el equipo de
gobierno.
El
mandato del Referéndum es, quiérase o no, un espaldarazo al presidente Martin
Vizcarra, a quien el ex presidente Alan García acaba de llamar
"encargado".
Y cita
a García debido a que es el principal opositor peligroso politicamente.
Pero
el asunto no es pelearse con García, aun cuando haga su mitin y se imagine que
va a ser candidato el 2021.
El
país no está para sueños sino para vislumbrar ¿qué hacer tras el Referéndum? y
¿cómo hacerlo?
Tal es
es la comidilla del día que consumen políticos novatos y expertos.
Si
bien es cierto que el Referéndum ha puesto bien claro el mandato de aprobación
a la 4 reformas constitucionales -no reelección, nuevo organismo constitucional
para jueces y fiscales, no bicameralidad y dinero para partidos- hay un punto
estratégicamente urgente.
Y es
el financiamiento a los partidos políticos, siguiendo la Convención americana y
la Declaración de Lima de la Cumbre de las Américas, 2018.
Es
importante cortar el caño porque el desastre de Lavajato con factura de
exportación es eso.
Alianza
de empresarios con gobiernos para corromper el resto del sistema político, en
lo cual pongo al salvo al buen y decente empresario, seguidor de los postulados
de OCDE; que no tiene nada que ver con esta corruptelas.
El
ataque vía reforma constitucional debe ser contra ese espinazo a fin de que no
haya lavado de activos, dinero blanqueado o del narcotráfico o se corte el caño
de tal manera que no caiga ni una gota.
Y lo
otro, debido a que hay inquietudes de inversionistas y gente de a pie que
atender, debe estar centrado en las reparaciones civiles por obras salpicadas
por la corrupción, las obras civiles estancadas para impulso de la
infraestructura en el país y un nuevo plan que proteja la integridad ciudadana,
el bolsillo popular y el bienestar sanitario para evitar manifestaciones
populistas y candidatos prematuros que sueñan con el 2021.
Todo
lo demás, las otras reformas -además del financiamiento a grupos políticos-
debe estudiarse bien con una comisión especializada si estas cuatro reforma se
pueden hacer en igual número de remiendos constitucionales o de una vez se
convoca a una Asamblea Constituyente, preservando el capítulo de inversiones en
materia de derechos fundamentales y equilibrio inversiones-ecología, entre
otros temas.
Si se
cierra el Congreso, técnicamente queda la Comisión Permanente, de manera que
habría una bisagra Ejecutivo-Legislativo para ver los decretos que llegara
emitir el Ejecutivo.
El
mandato del Referédum del 9 de diciembre tiene dos presiones populares de
cuidado.
Si
bien el presidente Vizcarra se ha fortalecido en el mando, también es cierto
que el pueblo ha dejado entrever que se vayan todos del Congreso porque con el
voto popular han quedado desautorizados los congresistas que ayer fueron
elegidos por sus propios votos. Negar esa realidad es propio de mentecatos.
La
figura de la autodisolución no será viable. Todo lo contrario, la alianza
apro-fujimorista tratará de defenderse instintivamente para sobrevivir con el
riesgo de que vuelva a bloquear las reformas, ganar tiempo como es su costumbre
hasta que llegue la campaña presidencial y todo vuelve a fojas cero, incluso
Lavajato, algo que puede comprometer más profundamente la gobernabilidad
democrática.
Esto
no es chavismo ni castristmo. Esencialmente, es como dijo el integrador
interamericano, "no hay que asesinar la democracia para salvarla.
Por
supuesto, no estoy proponiendo que el presidente Vizcarra se vuelva un dictador
o un autócrata sino que, haciendo uso de sus facultades constitucionales,
capitalice este momento de apoyo popular abrumador para hacer las cosas bien
sin fallas ni fisura constitucional alguna: implementar de la mejor manera las
4 reformas para evitar el cargamontón y todo tenga efecto de boomerang.
De
manera que las cosas están cantandas. Al son que me tocan bailo, pero el
presidente como Capitán debe ser friamente equidistante en el manejo de la nave
del Estado. Ni tan cerca que queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre.
O esto
puede pasar por un simple remiendo -que a la luz de la polarización entre
ejecutivo y legislativo no funcionarían- o es necesaria la convocatoria a una
Asamblea Constituyente sin azorar las inversiones y manteniendo el programa,
aunque haya pataleo de los enemigos del mercado.
Esto
lo tendrán que decidir las mentes lúcidas del derecho constitucional, el arte
de detener el poder.
Y la
otra presión popular me asusta porque toda luna de miel con el pueblo es corta
y por eso el presidente Vizcarra debe mantener la ponderación y la humildad
como lo viene haciendo.
Lo que
ha dicho el pueblo respecto del presidente Vizcarra es, a mi manera de ver
esto, "yo lo sostengo, es mi elegido y está en nuestros corazones",
algo que las encuestas nunca lo van a graficar así, por supuesto.
Entonces,
creo que lo urgente es por un lado cortar el caño al dinero sucio o disfrazado
(lavado de activos) por las explicaciones antes dadas, y, por otro lado,
nombrar una Comisión de Reformas para con criterio altamente técnico aprobar el
funcionamiento del Consejo Nacional de Justicia debido al problema de
provisionalidad de los jueces y fiscales.
Hay un
vacío urgente por llenar y una carrera maratónica para no dejarse ganar por
puesta de mano en un hipotético caso negado de "reacomodo" que
lesionaría gravemente el estado de derecho.
Eso
sí, mientras estén las cosas tal como están, no extrañaría para nada una
imitación de Haya en 1948, una victimización del presunto perseguido o
perseguida y ánimo golpista contra el Ejecutivo lo cual traería abajo todo con
insospechadas consecuencias sociales.
Abandonemos el volcán y caminemos en dirección a un sol radiante
de democracia, ley y orden y funcionamiento democrático de las instituciones,
pero antes la limpieza de la basura debajo de la alfombra
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