JESUS JIMENEZ LABAN
¿Cómo están las cosas en el Perú? Tal es la pregunta obligada que podrían estar haciéndose en el exterior antes de tomar decisiones de inversión. Siendo así, si un inversor extranjero se hiciera la misma pregunta, la venida de capitales de diferentes puntos del mundo podría ser la respuesta que engloba todo el panorama del momento. ¿Qué es lo que en realidad pasa en materia de inversiones? En este nuevo contexto saltan a la vista nuevas tendencias a juzgar por capitales en camino procedentes de Estados Unidos, Canadá, Suiza y Australia, así como China, Japón, Singapur, entre otros.
Hace poco, usando medios internacionales, el Comité de Comercio e Inversiones de Reino Unido hizo pública sus decisión de entrar con sus capitales en toda América Latina dentro de una nueva estrategia en minería, energía, electricidad, industria, comercio, desarrollo de software y el Perú no es ajeno a esta nueva tendencia. Del mismo modo, en una plaza donde operan 100 poderosas empresas españolas, la reciente visita de la pareja real, el príncipe Felipe de Borbón y su esposa Letizia Ortiz reafirmó sus relaciones comerciales y culturales con Perú y con ello renovó contactos con empresarios de la banca, industria y el comercio, luego de haber contribuido a la firma del TLC con la Unión Europea.
En esencia, tal como está la crisis financiera mundial, vemos venir una confluencia de capitales americanos, ingleses, españoles asiáticos, algo que los analistas interpretan como una salida de refugio de muchos inversionistas para contrarrestar los efectos de una crisis global muy similar por su impacto y estragos a la crisis de 1929, cuya recuperación tardó cerca de 15 años.
De especial significado resulta la visita del presidente chileno Sebastián Piñera, sobre todo el interés de tomar contacto con los candidatos presidenciales para las elecciones de 2011. Diplomáticos y políticos de uno y otro país creen que es viable llevar por cuerdas separadas las relaciones económicas y la demanda de Perú ante la Haya por un diferendo marítimo. La inversión chilena en Perú sumaría 9,000 millones de dólares al cierre del 2010 –según estadística de la Dirección de Promoción de Exportaciones de Chile-, en tanto que las inversiones peruanas en el país del sur ascienden a 2, 500 millones, según el Consejo Empresarial Chileno-Peruano. Se ha querido interpretar, en los medios, que por encima de intereses de traficantes de armas, se impone la sensatez, aunque sólo se hable de homologación de armamento y no reducción o siga vigente en Chile la ley del cobre.
No menos importante es la distensión que se vive entre Perú y Ecuador, países limítrofes ahora embarcados en proyectos que comprometen inversiones de 4 mil millones de dólares, posibles alianzas de exportación a partir del centro de desarrollo portuario de Paita e irrigación de 40.500 hectáreas de cultivos de tierras a través del proyecto binacional Puyango-Tumbes. Las cifras de intercambio comercial entre ambos países ascendían en el 2009 a 1500 millones de dólares, de los cuales 1.000 millones corresponden a las exportaciones ecuatorianas hacia Perú.
Ahora bien, si un empresario se preguntara cómo están las cosas al interior del país, sin duda tendrá que hablarse del nuevo fenómeno de los movimientos independientes con miras a las elecciones presidenciales de 2011. Aunque me resisto a escribirlo en estos términos, parece ser la hora de los “caciques”, líderes de movimientos regionales que pretenden gobernar Lima desde provincias debido a una nueva correlación de fuerzas que ha aparecido en las 25 regiones. Son ellos, los nuevos señores, para mal o para bien, quienes podrían decidir el destino del nuevo presidente de la República.
El tema es que los partidos políticos tradicionales –no muy sólidos como los de Brasil, Chile y Colombia, Costa Rica- no tienen fuerte presencia nacional, salvo excepciones históricas. Dicho de otro modo, para alcanzar representación con apoyo provinciano, los partidos de trayectoria tales como el PPC, Unidad Nacional, Solidaridad Nacional, Fuerza 2011 y Fuerza Social entre otros, han iniciado una carrera sin precedentes para captar la adhesión de estos movimientos. Pareciera que se trata de una unión coyuntural de personas, marcas, logos slogans y leyendas –marketing político- pero con agenda política móvil y que por ello sin garantía de que estas alianzas perduren tal luego se celebren las elecciones generales, algo que inquieta desde un punto de vista de gobernabilidad país, salvo mejor parecer.
La cosa no es para asustarse, sino para poner en orden las ideas. Lo que pasa es que en estas uniones entre partidos tradicionales y movimientos espontáneos –las denominadas alianzas- no serían necesariamente compromisos serios con los intereses del país sino intereses propios, salvo excepciones. No es un fenómeno exclusivo del Perú pues desde mediados del siglo XX Winston Churchill decía “la alianzas son un tremendo problema, pero peor es sin ellas”. Entonces, aquí se ve clara una cosa: el que tenga mejor cintura política es el que va a salir a flote en medio de esta marejada de movimientos no siempre conectados a una visión nacional, pero se necesitará mucho poder de negociación al servicio del país.
De otro lado, hay vacío de información sobre el origen de los fondos de las autoridades políticas que asumirán funciones en las bases del poder, los caseríos, distritos y provincias en el VRAE y alrededores, por lo menos no existe –que se sepa- información oficial sobre el tema. ¿Hay otros sitios? No hay información. Por supuesto, se pone en salvaguarda la trayectoria honesta de muchos dirigentes. Para algunos resulta relevante en un país altamente envenenado con el narcotráfico, teniendo como referente el caso de Colombia primero y México después, países donde los traficantes financiaron campañas para colocar a su gente.
Resulta pertinente la inquietud porque los principales diarios de circulación nacional hicieron eco de las preocupaciones expresadas por algunos de los candidatos que se presentaron en CADE 2010 y que tocaron el tema. El candidato nacionalista Ollanta Humala expreso su preocupación por los casos de sicariato –con bandas colombianas y mexicanas- que se ha traslado al escenario local. Planteo una lucha frontal contra el lavado de dinero y modernizar los sistemas aduaneros. Asimismo, advirtió que se necesita un mayor control de acceso de insumos a las zonas cocaleras.
Del mismo modo, el candidato presidencial Alejandro Toledo de Perú Posible, fue enfático en la lucha contra el narcotráfico –que tiene en operación cárteles del exterior en territorio peruano- fenómeno que hace casi imposible ver en la economía que cosa procede de la producción y qué tanto, del lavado de activos, dijo. Por eso, hay quienes se preguntan ¿qué tanto del PBI representa el narcotráfico?
Esto es muy delicado pero estamos en elecciones presidenciales, tiempo en el que se hace una revisión exhaustiva de todos los problemas y soluciones con sentido de país. De manera que, según varias opiniones, se espera que más tarde o más temprano cruce las mentes de los candidatos porque es un asunto de seguridad, estabilidad y transparencia en el ejercicio del poder. Si no se toca a tiempo, la factura por el favor recibido llegará puntualmente.
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