LA ONDA EXPANSIVA DE WIKILEAKS (II)
JESUS JIMENEZ LABAN
Para muchos es entendible la legítima preocupación de las autoridades por la revelación de 250 mil documentos diplomáticos en el caso “Wikileaks”, de los cuales 11 mil están clasificados como secretos, según TIME, pero en la misma medida queda claro que al amparo de la seguridad nacional no se puede ocultar hechos de corrupción. Nadie discute, por supuesto, la necesidad de cuidar de la seguridad nacional, no contribuir a alterar el orden público ni mucho menos ser caja de resonancia de terceros o contribuir sin proponerse a la degradación moral del país.
Sin embargo, es difícil entender el enorme afán de silenciar un medio, cueste lo que cueste, algo por lo que expresó su preocupación la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En realidad lo que se debe hacer es revisar todos los procesos para que no se filtre la información por parte del generador del mensaje –el emisor- pero de ningún modo matar al mensajero –el medio- en una comunicación o contenido que llega a la sociedad –el receptor-, tema que ciertamente genera sentimientos encontrados.
Mario Vargas Llosa, acido crítico de las dictaduras, manifiesta que tiene un sentimiento encontrado en el caso Wikileaks. Por un lado, es hermoso tener toda la libertad para expresar con transparencia lo que realmente sucede, pero por otro lado resulta peligroso para la propia estabilidad de la democracia una libertad que no respeta la privacidad del Estado.
Si hay algo que se ve en un caso tan sonado y mediático como éste es que ningún medio digital –con las nuevas características de Wikileaks- es una isla sino que forma parte de un archipiélago de socios en la búsqueda de la verdad. A diferencia del periodismo clásico de ver a la prensa independiente como un balance del poder, este nuevo tipo de periodismo se lanza contra el sistema, lo cual rompe todos los esquemas hasta ahora utilizados pero incomprendidos en una era de globalización y sociedad de la información, de manera que nadie puede asegurar si estamos ante una contrarreforma mediática como ayer paso con la religión de la edad media.
En su visión y misión Wikileaks contempla la defensa de la verdad en la política, la religión y la empresa. Necesitó para ello de un equipo humano con mucho conocimiento redes, sistemas y software, una estructura de comunicaciones basada en el voluntariado y un presupuesto adecuado que les asegure y garantice un conjunto de acciones dentro de un estricto cronograma. La lógica de su financiamiento responde a la de cualquier medio de comunicación, es decir, necesita de recursos económicos para sobrevivir. Wlikileaks necesitaba los suyos.
En cuanto a su proceso tecnológico necesitó primero de una página web con dominio propio y un servidor como fuente de almacenamiento de datos abastecida por una red de contactos o de informantes sobre hechos pasados, presentes y futuros. Para tenerlo claro, una fuente de AFP revela el modus operandi de Wikileaks. Este opera con un banco de datos –el wiki- que a su vez es enriquecido por una red mundial de informantes. Lo que hacen los ordenadores de Wikileaks es transmitir copias digitalizadas de esos documentos para ser encriptados. De este modo el contenido de los documento se transforma en un mensaje codificado. La entrega a los lectores de los diarios asociados (New York Times, Le Monde, The Guardian, El País, Der Spiegel) fue a través de un acceso reservado con una contraseña. Finalmente, toda esa información llegó a una comunidad planetaria de relectores.
Cuando se produce el estallido de cables de Wikileaks viene una oleada de recortes. Es decir, desvinculan de la red el dominio y aíslan el almacenamiento de los datos del servidor del resto de la red. Fue esto lo que paso, precisamente, con Amazon y Every DNS bajo el argumento de violar Wikileaks los términos de los contratos, vale decir, usar información ilícita para perjudicar a terceros; pero, luego, viene el estrangulamiento cuando se produce el corte del flujo financiero. De este modo, los auspiciadores de Wikileaks no pudieron llegar vía PayPal, Visa, Mastercard. Tan luego, Wikileaks pretendió hacer reemplazo de vías –Post Finance- se produjo un nuevo bloqueo.
Como venganza y en oposición a lo que llaman censura, una nube de “hackers” autodenominada “Anonymous” empezó a disparar su artillería cibernética tratando de tumbar o inutilizar a los referidos medios de pago y a las empresas de telecomunicaciones, lo cual es un delito. Trataron también de inutilizar el sistema de la Fiscalía sueca, las redes del abogado de las mujeres que denunciaron a Assange y las de la ex candidata a la vice presidencia de Estados Unidos, señora Sarah Palin que tiene una abierta posición en contra de Julian Assange.
De una una u otra forma, resulta evidente que el propósito mayor era desaparecer del mapa informático a Wikileaks. Pero éste logro clonarse primero en 100 versiones luego en 500 y hasta el cierre de este artículo en 1000 versiones Pueden ser que la estructura de Wiki que es de naturaleza abierta se cambie por otra de naturaleza cerrada, según fuentes familiarizadas con el derecho informático.
Con el advenimiento de la globalización y la sociedad de la información, este caso ya es parte de la historia por su enorme trascendencia. Plantea cuestiones no solo jurídicas sino éticas y filosóficas pero el signo de los tiempos parece ubicarse en camino hacia una sociedad cada vez más informada y un nuevo orden de información que rompe con el periodismo tradicional, cuyas repercusiones aun no concluyen.
Como dicen periodistas de varias agencias internacionales, este parece ser una nueva especie de periodismo que al atacar el sistema deja de lado al “gatekeeper”, el que decide que sale y no en las noticias. Queda flotante aun así la pregunta: ¿puede el nuevo periodismo dar rienda suelta a la información sin límites? ¿Cómo protegernos para no ser usados por intereses de terceros? ¿Qué debemos entender ahora por libertad con responsabilidad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario