ELECCIONES PRESIDENCIALES: PREPARADOS PARA EL COMBATE
JESUS JIMENEZ LABAN
Ya iniciada la segunda década del siglo XXI, no se puede esconder el hecho de que casi no existen opiniones divididas respecto de la importancia y vitalidad de la inversión extranjera para el crecimiento y desarrollo del país.
Palabras mas, palabras menos, la inversión extranjera es vista ahora a -a diferencia de hace 50 años- como generadora de empleo, capitalizadora del país y de oportunidades de nuevos negocios como es patente a la vista de todos.
Muy lejos están el Peru y sus líderes -al menos eso esperamos todos los que apostamos por un país en libertad económica- de mediados de la década de los años 70 del siglo XX cuando un experimento militar satanizó la inversión extranjera, lo cual tuvo un doloroso costo para la economía en general, atolladero del cual fue muy difícil salir.
Distante -muy atrás- esta la decisión 24 del entonces Pacto Andino (hoy Comunidad Andina de Naciones CAN) que trabó e hizo rigido el trato al capital extranjero, decisión que fue reemplazada por por las 220 en la busqueda de más flexiblización.
La madurez alcanzada en el tratamiento del capital extranjero se mide también en la evolución constitucional. Si bien en la Constitución de 1933 de Perú la inversión extranjera no figuraba literalmente para nada en su texto, en la Constitución de 1979 ésta empezó a ganar protagonismo, a pesar se ciertas limitaciones en la vigencia de los tratados sobre la Constitución. Es en la Constitución de 1993 -cuestionada por juristas por haber sido hecha por operadores dentro de un ropaje dictatorial- consagra de manera más nítida la igualdad en el trato entre inversores locales y extranjeros.
De manera que el andamiaje constitucional abrió a la puerta a la implementación de las reformas económicas que han dado como resultado el milagro económico convirtiendo a Peru en el nuevo Jaguar de América con el ojo puesto en el 2021 cuando habrá llegado ser potencial mundial, según nos quieren hacer creen los gobernantes de turno. Ojalá así sea.
Como todas las elecciones presidenciales, este es un periodo vertiginoso en propuestas, operaciones psicológicas y desviaciones que dejan en suspenso las decisiones de inversión, postergan los contratos de las empreas y pone a todos en un "wait and see", esperar y ver que pasa. Baste mencionar que el crecimiento del Peru cerrara el 2011 en 6 por ciento pero esa perspectiva podría varias en la medida que sigamos encontrando mercados alternativos a los tradicionales en emergencia y se recupere la zona euro azotada por la crisis financiera y nos alejemos de los proteccionismos y la especulación.
De manera que no le hace bien al Peru que operadores de inversión tengan que preocuparse o mantenerse a sobresaltos por las consecuencias de medidas cautelares emitidas por jueces y la consiguiente paralización de inversiones, algo que tiene que ver con el riesgo país, la seguridad jurídica y la libertad de empresa. Mucho peor seria que al medio de todo esto los operadores perciban olor a corrupción.
Por eso hace bien la recién constituida Comisión de Alto Nivel Anticorrupcion del Poder Judicial en notificar de un lado a la Ocma para que los jueces analicen mejor sus decisiones y de otro, preparar un proyecto de ley para poner candado a las medidas cautelares en casos especificos.
Es plausible que la comunidad internacional nos identifique como plaza apetitosa para las inversiones no solo por su ubicación geográfica, potencial energético, recursos naturales sino también por la seguridad jurídica, el imperio de las leyes y no de los hombres, como garantía y seguridad en el tiempo. No por ser año electoral en un ano perdido. Se requiere correr sin mirar atrás, tener objetivos fijos y móviles para no perder sentido de oportunidad y lanzarse al combate no entre nosotros sino frente a los demás países con que tenemos tratados de comercio firmados.
Nuestra arma de poder es la innovación para hacer valor agregado de nuestros recursos naturales y desarrollar mas fortalezas para atraer mas inversiones. Solo así estaremos preparados para el combate de la ponreza, el atraso y el desempleo. Y eso también requiere paz, tranquilidad, seguridad en el futuro. Así sea.
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