Un millonario de Wall Street afirmaba hace poco que la "vida es injusta". Y, precisamente, porque ello es así -decía- hay que trabajar duro para alejarnos de esa percepción ejerciendo nuestro derecho legítimo a la prosperidad.
De la forma como negociemos el precio de nuestros productos y servicios, se puede ayudar en, cierto modo, a que la situación cambie. Claro no se trata de pedir precios prohibitivos por lo que hacemos, pero en la misma medida que se impone la ética en los negocios, es necesario ser justos con nosotros mismos.
Aunque esto no es asunto de un mago que saca el conejo del sombrero, aquí lo que cuenta es que cobremos los justo y nos paguen lo justo. Si alguien hace preguntas como estas ¿de qué presupuesto depende usted? ¿Quiere calidad? ¿podría decirme lo que ofrecería usted?, lo màs seguro es que pierda el negocio, dice Mike Michalowicz en su estudio "Cómo dominar el arte de negociar el precio".
Lo que se recomienda es actuar primero. No le de vueltas. Diga usted, por ejemplo, esto cuesta US$ 8000 mil dolares para que con el regateo cierre el contraTo en US$ 1000 dolares menos o en largas cuotas. Si permite que sea el interesado el que propone el precio, lo seguro es que éste ofrecerá US$ 2000 y ese monto con regateo termine en US$ 1000. ¿Se puede comer con eso? Probablemente, no. Lo peor que puede pasar es que no concrete contrato, pero se asegura que no perdió su tiempo.
Otro error es decir, "esto le puede costar entre 400 y 100. Seguro, el cliente le pagará 1000 y no los 4000 que se esperaba. Evite malentendidos. No le de vueltas. Claro, en una plaza como Perú, alguien podría hay que tirarse al piso para que la competencia no se lleve nuestra oportunidad.
Sin embargo, para que la vida no sea injusta, como dijo el millonario de Wall Street, no trabaje un montón por tan poco que no puede cubrir siquiera los costos. Actúe primero. No le de vueltas. Punto
I agree
ResponderEliminarMarja Baumgartner