Jesus Jimenez Laban
Toda Europa se ha ajustado el cinturón para combatir la crisis. Esto significa gastar menos, dejar la fiesta con orquesta, y aumentar los impuestos. En un inicio, no les gustó el remedio a los países golpeados (España, Grecia i Italia), pero ahora algunos países de la zona Euro que impulsaron la austeridad tampoco les gusta. Y es que que creen que ajustarse más el cinturón puede golpear el crecimiento y ahondar el déficit que se teme.
El nerviosismo se ha apoderado de Francia desde que el socialista Francois Hollande, a quien los mercados intuyen como ganador de la segunda vuelta el 6 de Mayo, derribó a Nicolas Sarkozy en las urnas. El nerviosismo se debe a que Hollande podría ir contra el Tratado fiscal y la reforma de pensiones impulsada por el presidente candidato galo. Si quiere tranquilizar los mercados, no le quedaría más opción a Hollande que migrar al centro político.
Es el voto de protesta expresado en las elecciones del domingo en Francia por un pueblo asustado por la crisis y temerosa del futuro.
Holanda no está lejos de Francia en su señal de disgusto del paquete de austeridad que dicta la zona euro. Por querer ajustarle el cinturón al país, le ha costado la renuncia al Primer Ministro Mark Rutte y su gabinente en pleno.
Las negociaciones para recortar el déficit fiscal fueron un fracaso cuando el Partido por la Libertad (derechistaI abanadonaron las conversaciones con el partido liberal (centro derecha).
Estas señales arrojaron indicadores inquietantes inaugurando un nuevo capitulo en la crisis de la deuda soberana. Rapidamente como el rayo bajaron los bonos de Francia, Holanda, España, Italia y los bunds (bonos) se alemania se convirtieron en refugio de los inversores.
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