COMO EVITAR LA CAIDA DE UNA EMPRESA EN TIEMPOS DE CRISIS INTERNACIONAL
JESUS JIMENEZ LABAN
Hay espejismos con que se engañan a sí mismos algunos ejecutivos. Creen ver cosas pero éstas no existen -sólo están en su imaginación- y cuando intentan reaccionar ya es demasiado tarde.
A juzgar por testimonios, lo importante no es perder una vez sino no detenerse en el camino. Es algo así como "pierda una y ganas dos".
Varios estudios aprueban que el hombre de negocios tenga dominio de redes y tecnologías, conozca la cultura de sus clientes y de sus mercados y entrene a su gente para que cumplan los objetivos corporativos con eficiencia y eficacia.
Pero, increiblemente, se olvidan de lo más importante: decidir a tiempo. En tiempos de crisis como éstos, se cumple lo que dijo una vez Napoleón Bonaparte: nada es más difícil que decidirse.
Es un tremendo error subestimar los problemas, no moverse o quedarse inmóvil y no darles la prioridad. Y es que nadie le gusta que le cuenten cosas malas. Pero es importante moverse, no quedarse congelado. El mismo Napoleón decía: "entra a la pelea y luego piensa qué vas a hacer".
Claro que esta es una exageración. Pero no esta alejada la figura que pinta el Corso de la realidad, sobre todo cuando una empresa entra en crisis golpeada por factores externos -caso de crisis financiera internacional- que no puede controlar.
Entonces, hay que actuar sin dejar que el riesgo degenere en crisis porque si la dejamos crecer, ya no la podremos contener ni dominar. Es como si un empleado desesperado y en apuros quisiera utilizar un extinguidor -que servía cuando aparecieron las primeras chispas- en un momento en que el edificio está en llamas. Demasiado tarde.
Si las cosas llegaran a ese extremo, no sólo está en juego la imagen de la corporación que puede enriquecerse con una campaña mediática, sino también las utilidades de la empresa y la reputación, cuyo dueño es el público.
Por eso es importante tomar decisiones a tiempo y evitar que la organización pierda credibilidad ante la opinión pública. No hay que olvidar que las malas noticias, son las primeras en llegar. Nadie viaja mas rápido que la luz, excepto las malas de noticias, según Douglas Adams.
Y lo peor que puede ocurrir es que el rumor se apodere de una situación. Por eso, las peores crisis se administran tomando la decisión de decirlo todo. No mentir, sino saber decir la verdad. Si alguien miente en una crisis, guarda o refunde la información, la prensa la encontrará, así sea en el fondo de un tacho de basura. ¡Cuidado! No se juegue con la prensa. No oculte nada. Dígalo todo.
Por eso, como recuerda Paul Remy en los momentos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento.
Resulta evidente que se ajusta la verdad aquello de "entra al ruedo y luego piensa lo que vas a hacer". Mejor aun, "haz inversión de prevención adelantándote a los hechos para no lo lamentes".
A juzgar por testimonios, lo importante no es perder una vez sino no detenerse en el camino. Es algo así como "pierda una y ganas dos".
Varios estudios aprueban que el hombre de negocios tenga dominio de redes y tecnologías, conozca la cultura de sus clientes y de sus mercados y entrene a su gente para que cumplan los objetivos corporativos con eficiencia y eficacia.
Pero, increiblemente, se olvidan de lo más importante: decidir a tiempo. En tiempos de crisis como éstos, se cumple lo que dijo una vez Napoleón Bonaparte: nada es más difícil que decidirse.
Es un tremendo error subestimar los problemas, no moverse o quedarse inmóvil y no darles la prioridad. Y es que nadie le gusta que le cuenten cosas malas. Pero es importante moverse, no quedarse congelado. El mismo Napoleón decía: "entra a la pelea y luego piensa qué vas a hacer".
Claro que esta es una exageración. Pero no esta alejada la figura que pinta el Corso de la realidad, sobre todo cuando una empresa entra en crisis golpeada por factores externos -caso de crisis financiera internacional- que no puede controlar.
Entonces, hay que actuar sin dejar que el riesgo degenere en crisis porque si la dejamos crecer, ya no la podremos contener ni dominar. Es como si un empleado desesperado y en apuros quisiera utilizar un extinguidor -que servía cuando aparecieron las primeras chispas- en un momento en que el edificio está en llamas. Demasiado tarde.
Si las cosas llegaran a ese extremo, no sólo está en juego la imagen de la corporación que puede enriquecerse con una campaña mediática, sino también las utilidades de la empresa y la reputación, cuyo dueño es el público.
Por eso es importante tomar decisiones a tiempo y evitar que la organización pierda credibilidad ante la opinión pública. No hay que olvidar que las malas noticias, son las primeras en llegar. Nadie viaja mas rápido que la luz, excepto las malas de noticias, según Douglas Adams.
Y lo peor que puede ocurrir es que el rumor se apodere de una situación. Por eso, las peores crisis se administran tomando la decisión de decirlo todo. No mentir, sino saber decir la verdad. Si alguien miente en una crisis, guarda o refunde la información, la prensa la encontrará, así sea en el fondo de un tacho de basura. ¡Cuidado! No se juegue con la prensa. No oculte nada. Dígalo todo.
Por eso, como recuerda Paul Remy en los momentos de crisis solo la imaginación es más importante que el conocimiento.
Resulta evidente que se ajusta la verdad aquello de "entra al ruedo y luego piensa lo que vas a hacer". Mejor aun, "haz inversión de prevención adelantándote a los hechos para no lo lamentes".
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