CRISIS POLITICA PERU: VIENDO DETRAS DEL MURO
Faltando horas para el momento de debate y votación de la moción de vacancia presidencial en el Congreso del Perú, todo indicaba que no se reunirían los 87 votos para vacarlo. Sorpresivamente, cuando le decía todo lo contrario su abogado, presidente «se tiró debajo del bus» y anunció la disolución del Congreso de la República sin medir las consecuencias de una alteración del orden constitucional desencadenando así una sucesión de renuncias a todo nivel. El gravísimo hecho, ir en contra de la Constitución, sigue planteando la pregunta ¿quién asesoró al destituido presidente? Disuelto temporalmente el Congreso según el anuncio del ex Presidente, la representación reunió 101 votos para vacarlo, número que aumentó y superó largamente los 87 votos luego de salirse del carril constitucional el ex presidente. El ex presidente no tenía facultades para disolver el Congreso, según el artículo 134 de la Constitución política del Perú, que exige que el Congreso le niegue dos veces la confianza al Consejo de ministros. Casi de inmediato, en el término de una hora, el presidente fue detenido y terminó en la prefectura de Lima con la presencia de fiscales y la policía. Dale impresión que todo lo improvisó, lo cual se pone en evidencia sus movimientos desordenados, algunos dicen hacia la embajada de México y otros por la ruta que lo condujo a la prefectura, tras la detención por la escolta presidencial. Se ha llevado a cabo una diligencia por el supuesto delito de rebelión contemplado en el artículo 346 del Código penal peruano. El presidente está durmiendo en un espacio de la Diroes en Ate donde también se encuentra el ex presidente Fujimori y dónde estuvo el expresidente Ollanta Humala. Dentro de la práctica procesal penal, la investigación seguirá su curso. El país tiene una nueva presidenta que prestó juramento en en el Congreso, Dina Boluarte, a la que se liberó de todos los cargos en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales con votos de la oposición. En el breve receso entre 1 de la tarde y 3 de la tarde del 7 de diciembre 2022, se especuló sobre la aceptación o no del cargo. Se recordaba lo que había dicho en una manifestación pública. Que si vacaban al presidente ella también se iría. Pero la realidad es otra y ella ha recibido el respaldo de la OEA teniendo como metas la unidad y el cierre de brechas. Sin embargo, pese a los llamados a la calma y a la paz por la OEA y otras fuerzas democráticas, están en camino a Lima movimientos populares (se ignora quién los financia para trasladarse o la fuerza de la espontaneidad popular) y la otra postura de que se convoque a elecciones cuanto antes, lo cual significa que tras la salida del titular del ejecutivo deben irse a su casa los congresistas que han celebrado en medio del hemiciclo el triunfo de la vacancia. Pero la presidenta nueva ha prestado juramento hasta el año 2026, lo cual es una postura distinta a las pretensiones de un grupo que puede agrandarse a medida que se desenvuelve está crisis política que aún no termina. El asunto espinoso, porque puede generar enfrentamientos, es que se le empieza a vincular a Dina con un poderoso sector caviar, la izquierda moderada en el Perú. Un grueso sector de medios dominado por caviares celebran también el acontecimiento y algunos el retorno al país tras un auto exilio. Si eso se produce, el retorno de la caviarada, la derecha va a tener una reacción natural. En el Perú es muy fácil ser camaleón, tener una postura hoy y mañana otra. El apoyo se convierte fácilmente en oposición a nivel político y mediático. Esto plantea una pregunta preocupante, para los que soñamos con la institucionalidad democrática y el respeto de las libertades y derechos, la construcción de consensos, ¿cuándo va a terminar este tipo de enfrentamientos? ¿Podrá decir la nueva mandataria no quiero nada ni con la derecha ni con la izquierda y mantener la neutralidad? Es un sueño poco realizable, pero la que manda ahora es la presión de la calle. Se espera paz, reconciliación e inclusión, pero el Perú está entrampado en un enfrentamiento entre bandos que no piensa en el Perú sino en sus propios intereses. Que todo se resuelva sin violencia. Que todo se resuelva sin asesinar la democracia. Qué las soluciones salgan dentro del carril constitucional. Todo lo demás es peor
Dina Boluarte es la primera mujer en asumir la más alta magistratura del país. Es la nueva presidenta de la República. Fue elegida en el mismo periodo electoral que el presidente Pedro Castillo. Constitucionalmente le corresponde a ella suceder al destituido presidente. La nueva mandataria ha adelantado, en presencia de magistrados del Tribunal Constitucional, que buscará la unión de todos y cerrará las brechas. Hace muy poco la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso de Perú le levantó todos los cargos, con votos de la oposición, y de esta manera quedó expedita para asumir el cargo. Al prestar juramento Boluarte dijo que ejercerá fielmente el cargo de presidenta de la república de acuerdo con la Constitución y hasta Julio del año 2026, año en que termina el período que inició Pedro Castillo.
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