Jesus Jimenez Laban
Es necesario tener rayos infrarrojos u otra tecnología de avanzada para adelantarnos a los hechos. Todos los días salen análisis financieros diferentes, de manera que lo que queda es usar la intuición, la experiencia y dejarse guiar por los buenos consejos. Sin embargo, una cosa parece cierta: "el que queda quieto, se oxida", como diría el famosos diseñador Oscar de la Renta.
Y no sólo hay que estar en movimiento sino saber conectar. Los negocios funciona sólo cuando están bien conectados los productos y servicios con los mercados y los lugares donde hay dinero para comprarlo. Es como dice, La Renta, el rey del glamur y elegancia, es asegurar la conexión entre "lo que hacemos y cómo y dónde ganamos el dinero"
El que no sabe esto, sencillamente camina a ciegas. Por eso, muchos empresarios usan el metodo de la Escuela de Negocios de Harvard para seleccionar a su gente. Del total de postulantes, se quedan con la mitad. De esa mitad, se evalúa no tanto los logros personales, profesionales o de servicio comunitario como la importancia de ser honesto y claro con humildad y sin arrogancia.
Nadie contrata a gente que va resultar tóxica para la comunidad. Entonces, resumiento, el mandato de estos tiempos es no parar -parar un negocio es equivalente al frenazo de un auto en pista libre-; es conectar sabiamente donde está la oferta (producto y servicio) y la demanda (dónde está el dinero), pero ni una ni otra cosa es posible sin gente proactiva, que haga cosas de la nada y que tenga cualidades gerenciales y humanas.
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