TRATADOS DE LIBRE COMERCIO: LA COSA IRA MEJOR SI NOS ENLAZAMOS ENTRE VARIOS
Jesus Jimenez Laban
Si se llegara a comparar a Estados Unidos en términos de Producto Bruto Interno (PBI) con cualquier país de América, definitivamente ninguno saldría bien parado.
Tal es el caso de Colombia que luego de firmar el Tratado de Libre Comercio compara su PBI de US$ 470.000 millones con el PBI de Estados Unidos estimado en US$ 15 billones.
Pero EE.UU es un mercado de de 200 millones de consumidores. Como ocurre con la firma de estos acuerdos de promoción comercial, es usual que la oposición aumente el volumen de las desventajas comerciales y baje los decibeles en las ventajas. El mismo ruido se produjo en Perú, pero a decir verdad los resultados son muy diferentes. Nada de lo apocaliptico que se dijo hace cuatro años se ha cumplido o me equivoco.
Según un programa de Washington, el problema de Colombia es su alta informalidad que no necesariamente será absorbida por el comercio exterior, por lo menos en un comienzo, aunque cifras oficiales aseguran que el TLC sumaran 1 punto porcentual de crecimiento a la economía colombiana.
Se cree que en poco tiempo el mercado se vera inundado de productos a menor precio (carne, arroz, mazi, sorgo, trigo, frijol. Y los temores aumentan en razón de que el tratado indica que podran ingresar 2.64 millones de toneladas de alimentos sin pago de aranceles en el primer año. Y en el hecho de que los colombianos ganaderos no podran competi con productores de carne a gran escala. Pese a todo, el presidente Juan Manuel Santos ha prometido bajar la desocupacion a un digito desde su nivel actual de 10.4 por ciento para el año 2014.
Pero es una necesidad, como ocurre con estos instrumentos juridico, el desarrollo de habilidades de los trabajadores, el ensanchamiento de las industrias para generar valor agregado, la ampliación de la infraestrucura física y de telecomunicaciones y la oportunidad de aprovechar nuevos mercados, aunque los beneficios concretos lleguen en unos 10 años.
Una idea que se ventiló en el debate fue que así como Colombia se integra a una Bolsa interconectada con Perú y Chile, así también lo debiera hacer en términos de tratado de libre comercio. A más integración de países para aumentar el volumen de oferta de productos y servicios, máyor será la rentabilidad con los negocios americanos.
Como acabamos de ver, los críticos creen que el acuerdo barrerá con la agricultura como en México donde quedaron sin empleo miles de agricultores y ganaderos. Sin embargo, cabe citar, para estos efectos, las ventaja competitiva que ha logrado desarrollar México con el TLC EE.UU. Como se sabe, debido a la mano de obra menos costosa que en Estados Unidos, se ha iniciado ahí toda una industria de autos y de aviones, cosa que debería tomarse como un referente para sacarle el jugo a un tratado como éste: el valor agregado, por donde se le mire, es la prioridad. Y esto también rige para Corea del Sur y China cuya penetración por interés en recursos naturales impone en países con tratados comerciales redoblar el paso en el el desarrollo de sus industrias de valor agregado.
Vistas las cosas, parece que Panamá proximo a firmar un acuerdo similar no tendrá el mismo problema de Colombia porque hay un blindaje de inversiones y el Canal de Panamá está en expansión.
Viendo esto, me pregunto si Perú tiene además del tratado de libre comercio suscrito con Estados Unidos una voluntad de integración para hacer oferta conjunta y reducir costos con otros países de la región que tambien tienen tratados con el país del norte: Chile, México, Colombia y tal vez pronto Panamá. Y me preguntó en qué medida hemos avanzado en la capacitación de la mano de obra y la adquisición de tecnología moderna acompañada por un impulso de la ciencia y la tecnología.
Todo un tema que no se agota en pocas lineas. Habrá que ver.
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