PERUANOS
JESUS
JIMENEZ, presidente de CENTRUM LABAN, la nueva frontera en inversiones,
negocios e información
Sus
padres son analfabetos. El, con las
justas, sabe hablar. Cuando habla, dice
lo que siente. No tiene estudios, pero
tiene equipo de trabajo. Sabe
liderar. Ahora, en virtud de su habilidades con
competencias, es un exportador de banano que envía 500 containers cada año.
José
Lecarnque es un peruano que vivió toda su vida en una chacra. Pero allí está el
talento, la garra, el empuje de hombre de negocios.
Deberíamos
tomar como un modelo a este empresario para quien más importante es tener la
seguridad de "poder hacerlo" que el mismo dinero. Podría parecer una frase cumplidora, pero la
imagen de un hombre es como un imán de dinero.
Cuando
Jose exporta bananos, hace que se peleen franceses e ingleses que tienen
distintas ópticas para analizar el producto.
Unos se fijan en la envoltura, en tanto otros en el fruto mismo,
Con
tanta cotización en el mercado, el importador le pasa el dinero a Jose por adelantado, de US$ 100.000 a 100.000 dólares,
de manera que cuando un extranjero le otorga confianza en un peruano, es un corazón
de Dios.
Como
Lecarnaque en la agricultura también existen peruanos que han colocado en los
principales anaqueles del mundo un producto peruano. Lo han hecho bien en línea con la marca país.
María
del Carmen de Allpa dice que la primera vez que le vino un contrato fuerte para
artesanías, se asusto por la cantidad en productos que le pedía el
importador. "Era un montón de dinero cuando ellos eran todavía "archienanos",
comenta con una sonrisa", dando la cara a una investigación de
Promperu.
Pero
los negocios internacionales son eso precisamente: pedido sorpresivo, volumen,
alta ganancia. Ella se hizo de un nombre vendiendo
"nacimientos".
Miles
de nacimientos salen desde el puerto de origen peruano hacia el resto del mundo,
diferentes puertos de destinos. Sus
clientes son cautivos por la calidad de sus productos ganada a pulso.
También
existen directivos de ferias, como la de EE.UU, que invitan a expositores
peruanos para dar realce a sus eventos. Todo
esto es una rareza.
Tal es
el caso del empresario textil Ramon Veliz de Cotto Project a quien el propio
fabricante Armani en Italia no le pone controles para ingresar a los almacenes. Basta que sea producto textil peruano –dice- para que tenga la puerta abierta.
Con
estos ejemplos me queda en la memoria el joven agricultor que después de vivir
en una chacra lejana nunca se imagino terminaría como exportador fletando
buques repletos para enviar su mercancía a su destinatario. Ahora se dedica a participar en misiones
comerciales, ferias de negocios, ruedas de negocio, todo el ecosistema de un
exportador.
También
la señora que nunca había tenido tanto dinero en su manos hasta que la suerte le
toco la puerta, el reconocimiento a su esfuerzo. O aquel empresario que por preocuparse de la
calidad, la honestidad en la venta, el cumplimiento de los plazos, es valorado
en Europa.
Los
negocios internacionales no hacen distinciones entre pobres y ricos.
Basta que tenga uno un buen producto, volumen, capacidad de poder
ofrecerlo, pero principalmente una buena imagen como personas, profesionales,
hombres de negocios.
Aprender
a hacer las cosas bien –practicar los negocios éticos-, estar siempre listo
para pedidos cuantiosos o construir imagen internacional, son puntos
infaltables en el éxito de los negocios internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario