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sábado, 24 de julio de 2010

El poder del olfato


DELITOS SOCIETARIOS QUE ARRUINAN A LA GENTE
JESUS JIMENEZ LABAN


Es sumamente fácil explicar la eficacia y la eficiencia de una gestión empresarial.  La eficacia va de la mano con los resultados en función de  las metas y objetivos trazados, en tanto que la eficiencia es el logro de esas metas y objetivos con pocos recursos y en poco tiempo.     Pero ¿cómo se lleva esto a un análisis de los estados financieros de una empresa?   


A veces nos complicamos, pero el tema es práctico.  Esto se hace revisando el estado de ganancias y perdidas comparado con el año anterior o proyectado al próximo.  De la misma manera como se hace con las ganancias y perdidas, también se puede hacer comparando de  el volumen de ventas respecto al año anterior o al futuro, en base a una tendencia.


Es esto ultimo lo que quiere saber el banquero antes de aprobar una línea de crédito.  ¿Tiene esta empresa de dónde pagar?  Para el banquero basta aplicar un ratio de liquidez (poner los números de activo corriente sobre pasivo corriente), pero esta no es la lógica que tienen, muchas veces, los accionistas y se llevan grandes sorpresas cuando la compañía arroja pérdidas por falta de información clara o ausencia de capacidad de análisis de la situación financiera de la empresa.

La empresa –cuando es bien gestionada y administrada- cuida sus cuentas.   De manera periódica, está obligada a dar cuenta de sus actos.   La mirada la tiene puesta en el balance, de manera que las principales juntas de accionistas convocadas por el directorio o el gerente general, por un grupo de accionistas o, en última instancia, por el juez, tienen que ver con esta fotografía económica y financiera de una organización.

Obviamente, una empresa  rodeada por gente transparente y eficiente se aleja de las actitudes fraudulentas.  Puede pasar que –por maniobras ilícitas- las acciones no sean el reflejo de su valor real en libros contables.   Se ha visto –en la casuística empresarial- casos de gerentes que ocultaron información de los dueños y perdieron el control de su negocio o de directores que engañaron a los accionistas induciéndolos al error de comprar títulos valores en Bolsa que no valía nada mientras ellos vendían.   Si esto ocurriera los accionistas y los directivos tienen ahora una ley muy estricta en este sentido.  Puede darse el caso estados financieros fraudulentos, doble contabilidad y ocultamiento de utilidades en desmedro de los propietarios y en provecho de terceros. 

Entonces, se hace necesario e imperativo manejar un negocio con todas las antenas puestas.  En cierto modo, es esta la explicación de las auditorías internas y auditorías externas.  Algunos directores perspicaces y astutos dejan hacer el balance a sus empleados, pero luego estos números son puestos debajo de una lupa de aumento a los ojos consultores externos internacionales, principalmente abogados especializados en delitos societarios y contadores con experiencia en pericias legales.

El fin de todo negocio es lucro, es decir, tienen un fin económico lícito, pero eso no quita la obligación de centrarse en un tema simple: no ocultar la renta, pagar lo justo a acreedores y cumplir con las obligaciones societarias, previsionales, laborales, tributarias.  Se puede engañar una vez, pero no todo el tiempo y la ley es dura.

Como se dijo en su oportunidad, el movimiento de una empresa no es parejo.  Al tener sus altos y sus bajos, la compañía crece en utilidades, pero también decrece en ingresos, según los vaivenes del mercado, sea por factores locales o internacionales.  Cuando hay bonanza económica, se puede distribuir dividendos, reinvertir utilidades, tener posibilidades de un endeudamiento responsable para crecer.   Contrario sensu, si la empresa cae en sus resultados, se produce una merma en el capital social porque la empresa ha perdido dinero y tiene que reponerse para conservar su credibilidad patrimonial.  

Con estos motivos, la Junta General de Accionistas es convocada.   En buenos tiempos, es frecuente ver que los accionistas “renuncian” momentáneamente a sus utilidades para sumarlas al capital social en la búsqueda de más rentabilidad.  También puede reunirse para tomar decisiones delicadas.   Puede pasar que la empresa tenga necesidad de fusionarse siendo absorbida por otra más poderosa, absorción que puede conservarla o eliminarla.  O, simplemente, en la búsqueda de un socio estratégico, optar por la asociación en participación.   

O, de otro modo, terminar en una escisión, por la cual una parte se desprende de la empresa matriz para formar una nueva. 

Por supuesto, aunque otros no se animan a hacer movimientos de este tipo en su compañía por ser su propia creatura, los expertos señalan que son remedios para no perderlo todo y hay que hacerlo a tiempo con la debida previsión.  Es obvio, no hay que esperar que el negocio no funcione, no tenga clientes, no cuente con mercado para tomar decisiones de manera que este es un asunto de reflejos.


VIDEO  INTRODUCCION DE ANALISIS FINANCIEROS


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